Las investigaciones científicas pusieron en nuestra vidas un medicamento que nos ha salvado de muchas enfermedades mortales y que sigue haciéndolo a día de hoy. Debemos valorar muy positivamente el hecho de contar con los medicamentos antibióticos, aunque, si bien es cierto el papel imprescindible que juegan en la salud humana, cada vez se utilizan de forma más indiscriminada, lo que ha generado la falta de efecto en muchos de ellos y la aparición de resistencias a los mismos.
Como sabéis, el curso pasado terminé bastante mal de salud, debido al estrés que padecía en el trabajo y a una leve relajación en mi dieta alimentaria. En verano acudí al equipo de Xevi Verdaguer y me puse en tratamiento. Mejoré rápidamente y hace ahora un mes que he terminado con él. A punto de realizarme las analíticas de control de nuevo, tuve la mala suerte de coger la gripe, una gripe que se tornó en bronquitis, para la que mi médico de cabecera me recetó antibiótico de nueva generación. Yo soy bastante reacia a tomarlos, pero por miedo a que evolucionase a algo mucho peor, decidí tomarlos tras consultarlo con mi psiconeuroinmunóloga. Ella me recomendó tomar los probióticos, aunque imaginaba que aquello iba a dar al traste todo el trabajo de seis meses.
Las primeras dos semanas no sentí ningún cambio pero después ha ido empeorando a gran velocidad. De repente mi nivel de histamina ha subido enormemente: dolores de barriga, nauseas, todas las comidas sentándome mal, intolerancia a los alimentos con mayor cantidad de histamina o que dificultan su degradación, de nuevo reacciones alérgicas a alimentos que hacía tres años no tenía, rinitis, moqueo constante, estornudos e hinchazón exagerada por picadura e insectos y sueño irregular y poco profundo, así como irregularidad en el tránsito intestinal.
Sé que la toma de antibiótico era necesaria, pero quería hacer ver que la toma de los mismos tiene unas consecuencias que son muy serias para el equilibrio intestinal y que puede dar lugar afecciones bastante graves. Por ello es importante cuando se toman, que sea realmente imprescindible y no exista ninguna otra opción, como me ocurrió con la infección de orina, que curé sin tomarlos con prescripción de otro medicamento por parte de mi psiconeuroinmunólogo o la helycobacter que puede eliminarse reequilibrando el ph del estómago con tratamiento profesional. Además, cuando se toman, es importante seguir a raja tabla unas pautas de alimentación que ayuden a reequilibrar la flora de manera rápida, como la toma de probióticos y prebióticos con un suplemento de calidad, tomando mucha fibra, tomando plátano verde, manzana asada con piel enfriada, arroz integral o legumbres cocinadas del día anterior y enfriadas, fermentados como el chucrut, kefir, el yogur de cabra natural (evitar bebidas líquidas azucaradas, yogures de sabores y postres lácteos que no contienen fermentos), queso fresco de cabra de buena calidad (evitar los industriales), ingesta de gran cantidad de legumbres semanales, de cereales integrales en grano, no industriales, de fruta fresca de temporada, a ser posible con piel, verduras y hortalizas, eliminar el consumo de azúcar y edulcorantes, así como de panes elaborados con levaduras químicas (panes de supermercado, de molde, etc.) y eliminar el consumo de alimentos procesados y ultraprocesados que contengan potenciadores, azúcares, almidones, edulcorantes, conservantes y colorantes (que son la mayoría de los que encontramos en los lineales de los supermercados y que suelen llenar las despensas de gran parte de la población. Reequilibrar la flora es un proceso largo que requiere de tiempo y sé que ahora volveré a pasarlo mal un par de meses, teniendo que ser bastante cuidadosa con mi alimentación.
Así pues, si alguna vez tenéis que tomar antibióticos, no olvidéis ser estrictos en vuestras pautas de alimentación para evitar males mayores en el equilibrio orgánico y, acudid a un buen especialista actualizado, que muchas veces todavía nos encontramos con falsos mitos y desconocimiento.
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