lunes, 21 de enero de 2019

ALIMENTACIÓN, NUTRICIÓN, MEDICINA Y CIENCIA

Como bien sabéis, mi profesión no tiene nada que ver con el mundo de la nutrición ni la salud, pero desde hace un tiempo formo parte de un grupo muy numeroso de personas profesionales que se reúnen a lo largo de la comunidad para leer, interpretar, compartir, investigar, analizar y poner en práctica estrategias que se extraen de artículos rigurosamente científicos.

En todo este tiempo y en los años que he experimentado este cambio vital, así como a lo largo de toda mi vida, pero más si cabe ahora, por el contacto más cercano que tengo con la ciencia, he aprendido a valorar las aportaciones de ésta a nuestra vida diaria en diferentes cambios, desde lo político y social, a lo educativo y a la salud.

Siempre he tenido la sensación, en los años de mi formación, que la ciencia era algo cerrado, lejano a mi y al pueblo en general, algo solo apto para personas muy inteligentes y capaces de llegar muy alto, algo que era así por siempre jamás y que dictaba sentencias inamovibles. En este sentido uno podía pertenecer a un grupo social desfavorecido y nunca podría salir de él debido a esta característica; o uno podía tener una enfermedad crónica de la que según esta ciencia descrita nunca iba a salir.

Pero el tiempo me ha enseñado que la ciencia nada tiene que ver con todo esto, aunque todavía haya personas que mantengan la lejanía o se cierren en ella por diversos y diferentes motivos que no vienen al caso.

Hoy veo, en mis compañeros y compañeras de profesión, como la ciencia puede ser leída por una persona de clase social muy baja, compartida, comprendida y entendida si se le da la oportunidad y se confía en ella. Hoy, también veo, que la ciencia está viva, en constante cambio y que si lo que ayer era válido, puede que mañana no lo sea porque haya sido superado por nuevas investigaciones que superan los conocimientos que vertían artículos anteriores. También he aprendido que la ciencia no evoluciona por sí sola, sino que ésta avanza mucho más rápido cuando se tiene en cuenta la participación de toda la comunidad que va a verse beneficiada por ella, cuando se escucha a la población, se analizan sus necesidades expresadas y se invierte en investigar lo que ésta necesita.

Veo cómo grandes científicos, lejos de encerrarse en los conocimientos ya publicados, siguen interesados e ilusionados en continuar aprendiendo, contrastando, investigando y avanzando para que la sociedad mejore. Veo cómo muchos científicos y científicas tienen una apertura de miras que les hace integrar diversos conocimientos en sus prácticas, lo que hace a la ciencia multidisciplinar y permite su avance a pasos agigantados.

En este sentido, y ya centrándome en la materia que me ocupa, puedo decir que he conocido y conozco muchas personas dedicadas a la mejora de la salud integral de la persona que están constantemente formándose, estudiando, acudiendo a congresos, viajando a nivel internacional y nacional, invirtiendo sus ingresos. Personas que no se contentan con los artículos y publicaciones válidas a nivel nacional, sino que van más allá y descubren muchas otras posibilidades de actuación que han y están mejorando la vida y la salud de millones de personas en todo el mundo.

Conozco grandes profesionales que día a día hacen ciencia, con los miles de casos de pacientes que atienden pero que bien por falta de tiempo, por no tener interés o la rigurosidad que el proceso requiere, por falta de recursos económicos o apoyo político no comparten esta ciencia o no es publicada de manera oficial a nivel nacional. Otros sí lo hacen, ampliando así las aportaciones científicas relevantes a la sociedad.

Existen muchos estudios y publicaciones científicas a nivel internacional que avalan las prácticas de estos profesionales que no hacen sino combinar los beneficios de una medicina convencional con la medicina moderna integrativa, apostando fuertemente por la segunda para echar mano de la primera en los casos que lo requiere. 

Esta ciencia está en constante cambio y los investigadores, científicos, médicos y profesionales de la salud se dejan la piel día a día para ofrecernos lo mejor.

Es una pena que todavía esto no se sepa valorar y se desprecien los estudios científicos internacionales que tanta evidencia práctica están dando ya en centros médicos y hospitales.

La ciencia médica, en este caso, no está muerta, ni es rígida, la ciencia está en constante avance y no se me ocurre mejor disciplina para requerir un pensamiento flexible y abierto de miras que ésta.

Desde aquí quiero agradecer el trabajo y la labor de tod@s est@s profesionales que se desviven con ilusión, trabajo y esfuerzo por dar a conocer los últimos avances científicos y posibilitar, en la medida que los gobiernos permiten, su acceso a cada vez un mayor número de personas que se ven beneficiadas. 

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