Hoy quería hablaros de un tema que me preocupa muchísimo y es que últimamente estoy más sensible a ello debido a que una persona muy cercana a mi padece los efectos de un tratamiento médico determinado y sé de otras muy cercanas que también están haciendo uso de él.
Afortunadamente, hoy en día la ciencia ha avanzado muchísimo y gracias a ella podemos decir que sobrevivimos a enfermedades y patologías que antaño era impensable superar. Científicos, médicos, físicos, químicos, biólogos, tecnólogos, nutricionistas y dietistas, farmacéuticos, todos ellos hacen una gran labor social, pero no podemos olvidar que dentro de estos colectivos existen grandes intereses económicos y comerciales que hacen que, aunque la población de hoy en día tenga un nivel de supervivencia mucho mayor, muchas personas conviven con enfermedades crónicas, de las cuales un gran número se pueden prevenir y evitar con cambios de hábitos de vida.
Dentro de los tratamientos médicos que podemos recibir para las diferentes patologías, muchos de ellos son imprescindibles, pues nos salvan la vida o nos hacen sentir mejor, pero otros, son tratamientos que supuestamente están diseñados para tratar patologías que pueden tratarse de otros modos, aunque estos otros modos requieran de mayor tiempo.
Este es el caso del accné en el adulto. Algunas personas sufren acné en la etapa adulta y ello conlleva, no siempre, problemas de aceptación de uno mismo, no estar a gusto con el aspecto físico, incomodidad, etc. Existen algunos tratamientos, no diré nombres aquí, que acaban con el acné del adulto en unos meses, aunque cuando éstos son suministrados, se advierte de los posibles efectos adversos. Estos efectos adversos pueden ser muy peligrosos y uno de ellos es precisamente atacar al hígado mermando sus funciones. Es por ello que cuando inicias dicho tratamiento es necesario realizar analíticas mensuales para detectar dicho daño hepático y evitar patologías graves orgánicas. Cuando el daño hepático es evidente, el médico/a que receta el tratamiento lo suspende para evitar males mayores.
Pues bien, dichos tratamientos fuertes pueden dañar el hígado de manera irreversible, aún cuando se esté llevando un control para impedir un mal mayor.
La persona a la que me refiero fue tratada durante unos pocos meses con dichos tratamientos y tuvo que dejarlo por los resultados en analítica, para prevenir. El caso es que muchos años después, a raíz de una analítica que vertía en sus resultados hierro alto, y después de llevar un control cada seis meses e ir en aumento, el médico de cabecera no supo dar explicación al problema aunque advirtió que este hecho era peligroso para la salud y debía ser controlado cada seis meses, sin saber qué tratamiento debía dar. Finalmente, después de acudir a una clínica especializada en biología aplicada y medicina integrativa, el diagnóstico es un hígado débil que puede deberse al resultado del tratamiento antiacné o un hígado ya débil de nacimiento que empeoró con dicho tratamiento. Este hecho es irreversible y la persona en cuestión deberá cuidarse mucho el resto de su vida para evitar males mayores, para ayudar a su hígado a filtrar bien y favorecer el buen funcionamiento orgánico.
¿Y por qué os cuento todo esto?
Porque quiero hacer especial hincapié en la facilidad con que se recetan tratamiento agresivos para el organismo como éste o los tratamientos hormonales que sirven a tal efecto o para controlar dolores premenstruales, quistes ováricos, evitar embarazos, etc. Todo parece muy fácil y sí, la cajita especifica los efectos adversos, pero siempre pensamos "¿por qué me tiene que tocar a mi?".
Debería existir una educación a la población que advirtiese del riesgo de tomar estos tratamientos y otros como los antiinflamatorios ( para el dolor de cabeza, garganta, articulaciones, etc.), potenciando el uso de antiinflamatorios naturales mucho más económicos y de igual efecto, sin riesgos; deberían enseñarnos que el acné en el adulto responde a un proceso inflamatorio interno que si no es analizada su causa y se trabaja sobre ello, siempre va a estar el problema de base; debería informarse que los quistes ováricos responden a una alimentación inadecuada y que precisan de un estudio completo y una adaptación de la dieta individualizada que garantice la desaparición de sus efectos negativos, los dolores, el malestar y los desarreglos hormonales.
Y es que, aunque como he dicho existen tratamientos médicos que nos salvan la vida, otros son totalmente prescindibles, pero es necesario que nos den a conocer otras opciones y que los gobiernos empiecen a tenerlas en cuenta en los sistemas de salud pública, como se hace en otros países europeos, para que no sean solo unos cuantos afortunados los que puedan costearse los gastos.
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