MI HISTORIA

¿Por dónde empezar?...han sido tantas las experiencias que me han ocurrido desde hace 5 meses...experiencias que viví, en un principio, como algo negativo en mi vida que me hacía ver el mundo en plena oscuridad...pero puedo decir que, hoy en día, brilla la claridad en mi mente más que nunca y sé que todo lo que me ha ocurrido no ha hecho más que mejorarme como persona en todos los sentidos. Os pondré en antecedentes echando la vista atrás...muchos años antes de conocer la posible causa de todo lo que me aquejaba.

Hacía muchísimos años que sufría de unos gases terribles tras las comidas...el vientre se me hinchaba tanto que mi barriga simulaba la de una mujer embarazada de unos 4 ó 5 meses. Tenía fuertes dolores y mucha dificultad para expulsarlos. Los médicos me decían que eran gases, simplemente, y que tomara "Aerored". Por otro lado, las analíticas de sangre siempre me salían con el hierro bajo, así pues me recetaron hierro. Además de todo ello, tenía unos síndromes pre-menstruales (aparecieron sobre los 15-16 años) que me incapacitaban durante uno o dos días: dolor en el vientre, riñones, náuseas, vómitos. El ginecólogo me informó de que sufría de ovarios poliquísticos y que la única opción para evitar el dolor era hormonarme con todas sus consecuencias. Yo me negué, no quería meter más química de la estrictamente necesaria en mi organismo, así que no me quedó otra que aguantarme cada mes e "ir tirando" con los antiinflamatorios (últimamente ya no tenían ningún efecto). Unido a todo ello, unos 3 ó 4 años atrás, he experimentado un aumento de cambios en mi humor, siendo cada vez más frecuente el mal humor y el negativismo...todo me molestaba y nada me hacía ilusión...tenía como una neblina en la mente que no me dejaba pensar con claridad...al hablar me costaba encontrar las palabras adecuadas, como si de un día para otro mi cerebro se hubiese olvidado de pensar y procesar adecuadamente. Esto me hacía sentir cada vez peor...el simple hecho de leer un libro me costaba pues tenía que releer la misma frase tres o cuatro veces.

Siguiendo con los síntomas, en estos años atrás he sufrido de un sinfín de infecciones de orina con sus correspondientes tomas de antibiótico, candidiasis vaginal y hongos en las uñas (durante 6 años). Lengua geográfica (lengua llena de granitos y zonas inflamadas con bordes blanquecinos), papilas gustativas dilatadas y en ocasiones blanquecinas con picor y escozor. Dos o tres virus estomacales e intestinales anuales. Y ya en el último año y medio, una contractura muscular en el hombro derecho permanente que no lograba quitar aún acudiendo cada dos o tres semanas al osteópata y fisioterapeuta.

En Abril del año pasado mi cuerpo decidió desarrollar una alergia tremenda a los pólenes del olivo, platanero, ácaros del polvo y gatos. Tal fue la reacción que tenía sensación de ahogo constante, estornudos, un picor de ojos insoportable (me los hubiese arrancado de tanto rascarme). Tuve que usar el ventolín y algún que otro antihistamínico que, finalmente reemplacé por homeopatía, ya que el antihistamínico era muy fuerte, me sentaba fatal y no podía trabajar (conducir a diario y atender a niños muy pequeños).

Acercándonos a la fecha actual, el verano pasado, en una de mis visitas a la osteópata (Elena, de Fisioterapia Valterna) me comentó que ella notaba el hígado inflamado y que esa era una posible causa de mi contractura muscular. Acudí a mi médico de cabecera a solicitar una analítica completa. Él me exploró y me dijo que no existía inflamación alguna y los resultados en sangre salieron impecables. Volví a ver a Elena para seguir trabajando sobre mi contractura y ella seguía opinando que mi hígado estaba inflamado, pero ahí quedó todo hasta que llegó el mes de Octubre. Yo ya llevaba varios meses notando que las cosas que comía no me sentaban bien: había dejado de tolerar la leche, los desayunos se me hacían interminables y las comidas indigestas. Tenía el estómago con una sensación permanente de líquidos y sensación de malestar, diarreas intermitentes, dolores de cabeza y de ojos. Un día, sin previo aviso, comiendo en un restaurante mi cuerpo se inflamó, me llené de sarpullidos y la cabeza me ardía. Acudí a urgencias. Reacción alérgica, me dijeron. "Hazte las pruebas de alergias alimentarias". Y allá que me fui. Resultados: alergia a todas las frutas rosáceas, frutos secos, miel, mostaza, lechuga y cualquier vegetal u hortaliza de hoja verde y LTP (proteínas transportadoras de lípidos presentes en cereales, legumbres, verduras, hortalizas y frutas). La alergóloga me dijo que, por mi bien, me recomendaba alimentarme solo de carnes, pescados y huevos, pues si comía de todo lo demás me estaba arriesgando demasiado a sufrir un shock anafiláctico, pero no me recetó nada por si acaso me ocurría ni me informó de qué era lo que había que hacer en esos casos. Ya os podéis imaginar cómo estaban mis ánimos a esas alturas. Un miedo atroz empezó a recorrer mi cuerpo y la comida pasó de ser un momento de placer a una terrible tortura. Empecé a perder peso a pasos agigantados. No conforme con su diagnóstico, me fui a otro alergólogo pagando, que confirmó el diagnóstico pero, éste, a diferencia de la primera, me dijo que podía comer de todo lo que hasta entonces no me hubiese dado reacción, pues, si no, no iba a poder comer de nada y, además, me recetó adrenalina inyectable y cortisona, para usarlas en caso de necesidad. Además me facilitó folletos explicativos de los diferentes síntomas que pueden aparecer en una reacción alérgica y sus diferentes grados de gravedad. Bueno, ahora ya tenía las ayudas necesarias pero mis ánimos seguían bajando.

Empecé a plantearme que mi vida no podía haber cambiado de esa forma y que yo tenía que cambiar la forma de ver todo lo que me estaba pasando y sacar la parte positiva de todo ello. Acudí a la consulta de Carlos Lacomba (Educador para la salud. Saliment) que me orientó en alimentación, ofreciéndome un planning semanal con una dieta variada y equilibrada. Carlos está haciendo las veces de orientador y terapeuta, pues bajo su teoría, existe una estrecha relación entre alimentación saludable y estado psicológico. Me está ayudando a orientar mis pensamientos, aclarar mis ideas y sacar el lado más positivo de mi interior. Además, gracias a él, he descubierto una gran cantidad de alimentos que desconocía y sus propiedades, así como la correcta combinación de alimentos para obtener el máximo provecho para el organismo y un equilibrio óptimo entre el cuerpo y la mente. En definitiva, él me ha enseñado a comer bien. (Os recomiendo su libro "100 sugerencias para ser más feliz." Mandala Ediciones. Yo lo encontré en Amazon, aunque quedan pocos ejemplares y tengo entendido tardará en reeditarlo de nuevo)

Algunos de los cambios que he introducido en mi alimentación:  he eliminado los lácteos y derivados (por su influencia en el aumento de las mucosidades y su relación con las alergias), he introducido nuevos cereales en mi dieta, he cambiado las frutas, verduras y legumbres por frutas, verduras y legumbres ecológicas (cerca de donde yo vivo existe un mercado ecológico donde puedo encontrar productos de una calidad inmejorable), todos mis platos están cocinados con verduras o acompañados con verduras crudas, la carne también la consumo ecológica y el pescado, fresco (evitando el de piscifactorías). La fruta he dejado de comerla con las comidas, ahora la tomo en el almuerzo y la merienda (aquella que no me da alergia) y, de ese modo, no me produce gases, cosa que sí me pasaba cuando las comía como postre. Por cierto, también he eliminado cualquier tipo de postre, es decir, nada de azúcar en las comidas principales).

A pesar de su ayuda, yo seguía encontrándome mal, pues seguía con los gases y los líquidos en las digestiones. Un día de tantos en los que acudí a Elena, la osteópata, le comenté todo lo que me estaba pasando y me recomendó una clínica biológica a la que ella había acudido por una sospecha de intolerancia alimentaria. El doctor, al exponerme mi caso me citó en un plazo de dos semanas (tiene lista de espera de 4 meses). Durante 4 horas tuve que relatarle todos los síntomas que aquí "os resumo". Me hizo una biorresonancia y, tal y como yo sospechaba, tenía una intolerancia al gluten severa...además de intolerancia a la lactosa, determinadas frutas que me producían ardor de estómago, sulfitos, tenía dos bacterias ( no recuerdo sus nombres), el hígado inflamado y una inflamación intestinal de caballo. El ph del estómago alterado (por eso no hacía bien las digestiones) y una candidiasis intestinal ( el hongo cándidas está presente en nuestro organismo y actúa de manera positiva en él, pero cuando se altera la flora intestinal, éste se "adueña" de nuestro intestino, creando raíces que penetran en la pared intestinal. Esto hace que la pared del intestino se permeabilice y pasen al torrente sanguíneo sustancias que no deberían, dando lugar a enfermedades como las alergias. Más adelante os pasaré información al respecto) El doctor me dijo que tenía un estado de oxidación e intoxicación orgánico muy elevado y que tenía que ponerme a trabajar ya para solucionarlo. Así pues me orientó en alimentación y...¿sabéis qué? casi todos los cambios que me proponía ya los llevaba aplicando dos meses con las recomendaciones de Carlos:

-Lácteos y derivados prohibidos.

-Fuera gluten.

-Cero azúcares  y disminuir el consumo de productos con levaduras (el hongo se alimenta de ellos)

-Verduras, legumbres, huevos y carne ecológicos para evitar hormonas y antibióticos, así como productos transgénicos.

- Introducir cereales sin gluten: arroz, maíz, quinoa, mijo, amaranto, tapioca, teff.

- Consumo de verduras crudas o al vapor.

- Frutas las menos dulces.

Entre otras muchas cosas.

Todo ello acompañado de complementos minerales en un tratamiento que va a tener una duración de seis meses (me quedan 3).

Pues bien, a día de hoy, después de pasar dos meses muy malos en los que mi hígado estaba trabajando al 100%, no tenía energía para nada (iba de casa al trabajo y del trabajo al sofá), puedo decir que por fin veo la luz. Han desaparecido todos los síntomas que tenía: ya no tengo síndromes pre-menstruales (después de 17 años), aunque tengo que decir que estos desaparecieron en cuanto comencé a aplicar los cambios que me propuso el educador para la salud, la contractura muscular ha desaparecido, los hongos en las uñas casi se han esfumado, ya no tengo dolores de cabeza ni de ojos y la neblina de mi mente ha desaparecido y, por supuesto, desde la primera semana en que dejé de comer productos con gluten, los gases y la hinchazón desaparecieron. Ahora duermo y descanso (antes no podía dormir profundamente, era un duermevela cada noche) y tengo tanta energía y positivismo que podría comerme el mundo. ¡POR FIN VUELVO A SER YO!

Respecto a las alergias a pólenes, tendremos que esperar al mes de Abril-Mayo a ver como reacciona mi sistema. Las alergias a alimentos decir que hoy por hoy voy comiendo tanto cereales, como verduras, vegetales, legumbres, huevos, carne, pescado y frutas (éstas últimas voy introduciéndolas poco a poco dado el miedo que todavía experimento al introducir alimentos nuevos) La leche la he cambiado por leches vegetales y...poco a poco iréis descubriendo algunos de los experimentos que, con mucha ilusión, voy haciendo en la alimentación sin gluten.

¡Hasta pronto!