Imagino que, si estáis metidos de lleno en el mundo de la alimentación saludable, habréis oído hablar o habréis leído algún post sobre la nueva moda de los batidos verdes para fomentar y mejorar nuestra salud y energía. Pues bien, he de seros sincera. Al principio yo pensaba que era una tontería, que no se podía desayunar un batido de verduras nada más levantarse porque seguramente sería un desayuno soso, insípido y pobre, y que tras una hora estaría muerta de hambre. Además, eso de seguir modas porque ciertas famosillas hayan experimentado con ello no va con mi personalidad y, pensaba, no quería ser tan exagerada ni tan estricta en mi alimentación.
¿Por qué motivo pensaba de ese modo? Os pondré en antecedentes.
Si os habéis pasado por las diferentes secciones del blog habréis podido comprobar que hace un tiempo, cuando inicié esta andadura cibernética, uno de los primeros posts que escribí fue el de mi historia personal. MI HISTORIA
Ahí os contaba qué fue lo que me ocurrió y cómo mis desajustes orgánicos en alimentación, etiquetados como enfermedades incurables de por vida, me llevaron a este mundo tan complejo como es la alimentación saludable. También os daba unas pinceladas del modo en que solía alimentarme y cómo, erróneamente, creía que me estaba cuidando porque seguía aquellas pautas y consejos que la televisión y mis médicos de cabecera y especialistas me recomendaban: tomar mucha leche para los huesos, comer de todo y variado combinando todos los alimentos sin ton ni son, comer mucha más cantidad ya que estaba perdiendo peso, acudir a un psicólogo porque me estaba volviendo hipocondríaca y depresiva y últimamente siempre estaba enferma, tomar hormonas para mis dolores menstruales, vitaminas en cápsulas para mis deficiencias, hierro para la falta del mismo y un largo etcétera, hasta que me etiquetaron de alérgica a todos los alimentos y solo me dejaban comer carne, pescado y huevos -nada de cereales, legumbres, frutas ni verduras-. ¿Cómo os quedáis? Pues imaginaros mi cara y preocupación. Pero bueno, este es otro punto que ya traté en ese post.
Desde entonces he ido cambiando mi alimentación de manera progresiva, todo lo que mis desajustes me han permitido. Mejor dicho, más que cambiar progresivamente la alimentación, lo que cambié progresivamente fueron los hábitos, puesto que la alimentación la cambié radicalmente por necesidad, de un día para otro, consiguiendo hacer desaparecer todas las dolencias, carencias y "supuesta hipocondría y depresión". LAS ALERGIAS SE CURAN
Uno de los hábitos más arraigados que tenía antes del gran cambio eran los desayunos: era una persona adicta a los lácteos. Si no desayunaba mi tazón de leche con Nesquick y un montón de cereales no era persona y me ponía de mal humor pensando que había desperdiciado el mejor momento del día para mi. De vez en cuando alternaba tomando un vaso de leche con tostadas, mantequilla y mermelada o una ensaimada, magdalena o croissant caseros o de horno tradicional, nada de bollería industrial. Así, una buena ración de cereales sin refinar y azúcar refinado, con bien de leche repleta de hormonas y, últimamente sin lactosa, claro, ya empezaba a no tolerarla.
Cuando acudí a la consulta de Carlos Lacomba- educador para la salud- y posteriormente a la del Dr. Cotino - medicina biológica, psiconeuroinmunología- lo primero que eliminaron de mi dieta radicalmente fueron todos los lácteos y derivados. "¡¡¡¿Quéeee?!!! ¡¡¡¿Cómo voy a poder vivir sin ellos, sin leche por la mañana, sin helados, sin mis yogures multisabor y sin mi quesooo? Ay mi queso. Yo me muero!!!" Sí, eso es literalmente lo que pensé. Pero no me pasó nada, jeje. De hecho nada malo, porque lo que sí que ocurrió es que en el primer mes ya desaparecieron los dolores premenstruales y, con el tiempo, las alergias y el asma. Empecé a cambiar los desayunos y tomaba bebidas vegetales de arroz, quinoa, mijo o coco con cereales integrales ecológicos y sin azúcar añadido, acostumbrándome, poco a poco a su sabor y llegando a gustarme tanto o más que mis tradicionales desayunos. También introduje las tostadas de pan casero sin gluten elaborado con harina de trigo sarraceno, los crepes sin gluten con aguacate, las tortitas de trigo sarraceno y teff con manzana asada, las infusiones. Seguía dándome unos buenos desayunos para aguantar hasta la hora del almuerzo, momento en el que, en el trabajo, me tomaba un par de piezas de fruta. Lo que me ocurría entonces era que me marchaba al trabajo con una barriga hinchadísima, repleta de comida y me costaba arrancar. Además, las dos piezas de fruta a media mañana me saciaban durante 30-60' pero rápidamente mi nivel de azúcar en sangre bajaba y sufría bajadas de azúcar con los consiguientes tembleques y necesidades imperiosas de comer. Al final acababa picoteando entre horas un montón de tortitas de maíz o arroz, incluso galletas hechas por mi en casa, con lo que mi estómago no dejaba de trabajar durante toda la mañana.
Un buen día, hace unas 3 semanas y después de haber leído mucho y haber visto varias recetas me propuse probar a desayunar un batido de fruta y verduras, aprovechando que estaba de vacaciones para ver cómo me sentía. Lo primero que me sorprendió fue su increíble sabor, me gustó. Después pude comprobar que podía estar 2:30-3:00 h con sensación de saciedad. Con los días me fui animando a probar más recetas que había encontrado y a experimentar con mis propias combinaciones y, tras una semana desayunando batidos me sentía mucho más "fresca" por la mañana, con energía y muchísimas ganas de comerme el mundo. Ahora que ya he vuelto al trabajo he establecido mi rutina diaria: vaso de agua con limón para ayudar al hígado a eliminar toxinas y tras media hora en la que aprovecho a adecentar la casa o a realizar algunos estiramientos para la espalda (que sufre mucho en el trabajo) me preparo un súper batido de fruta y verdura fresca de temporada y ecológica que me recarga al 100%. Me voy al trabajo con una energía muy positiva y completamente hidratada, sin sensación de pesadez e hinchazón en el estómago. Después, a media mañana, tomo lo que podría haber tomado anteriormente en el desayuno: tortitas con manzana asada, pan con humus o aguacate, tortitas con alguna loncha de jamón serrano, crepes con paté de zanahorias. Son muchas las combinaciones posibles. De este modo aguanto perfectamente hasta la hora de mi comida, permitiéndome, además, regular la cantidad que tomo en ésta última, ya que antes me daba el atracón debido al hambre que acumulaba tras las horas de trabajo en la jornada de mañana.
Estoy gratamente sorprendida de ver y sentir los muchos beneficios que me están aportando estos nuevos desayunos: son nutritivos, refrescantes, hidratantes, me aportan vitaminas, minerales y enzimas muy valiosos para el organismo y, además, despiertan mi estómago de manera progresiva y lo preparan para la digestión de una comida más "pesada" como es la que tomo en el almuerzo a media mañana.
Ahora bien, cada uno debe encontrar el equilibrio para su cuerpo y aprender a autorregularse dependiendo del nivel de actividad que lleve a lo largo del día, de la hora en la que realice sus comidas principales y de la energía necesaria. Lo que aquí os expongo es el resultado de tener una jornada de trabajo durante el mes de Septiembre en la que acabo comiendo a las 16 de la tarde, por lo que necesito tomar un alimento más contundente a media mañana. Después, a partir de Octubre ese almuerzo se verá reducido para poder regular el organismo y tomar la comida a las 14, para seguir la jornada laboral de tarde.
Otro de los aspectos que me gustaría destacar a la hora de elaborar un buen batido de fruta y verduras es que tengáis especial cuidado con aquellos libros de recetas que encontréis o aquellas recetas que podáis encontrar en diferentes fuentes. Sabemos que un batido completamente de frutas es delicioso y exquisito pero si mezclamos muchas piezas de fruta a la vez y, además lo hacemos combinando frutas ácidas con dulces el resultado, a la larga, será contraproducente para nuestra salud -podéis consultar los siguientes posts al respecto :
Por encima de todo, lo más importante es que no utilicéis más de una pieza de fruta si es grande o dos pequeñas en cada batido, para evitar una subida de glucosa en sangre excesiva. Siempre será mejor un batido que un zumo, puesto que el batido conserva la pulpa, toda la fibra que ralentizará la absorción de glucosa y, por tanto, la subida en sangre será más progresiva. Después podéis ir combinando cada día una fruta con diferentes verduras para obtener las más variadas recetas.
Os dejo aquí dos libros que a mi me han ayudado mucho en este sentido:
"La dieta de los batidos verdes crudos" Carlos de Vilanova. Editorial Sirio (Muy interesante puesto que habla de las propiedades de cada alimento, su relación en la cura de enfermedades, hábitos de vida saludables y errores en la alimentación)
"Zumos Verdes". Carla Zaplana. Editorial Grijalbo. (Este último lo compré para tener más ideas. En él vienen algunas recomendaciones y recetas de zumos, no de batidos, pero yo las he adaptado para hacerme batidos y aprovechar la pulpa, disminuyendo la cantidad utilizada de cada producto)
Os animo a probar y a experimentar los cambios tan beneficiosos que podéis obtener con estos desayunos tan saludables, lejos de ser una simple moda establecida por ciertas famosas o bloggeras conocidas.
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